En este libro “Quién se ha llevado mi queso” , escrito por Spencer Johnson, aparecen cuatro personajes: dos ratones y dos liliputienses (Hem y Haw).
Todas las mañanas, los cuatro se calzaban las deportivas y recorrían el laberinto en busca de almacenes de queso para poder alimentarse, aunque esta tarea era muy dura.
Un día encontraron el Depósito de Queso “Q”, donde al parecer habían cantidades ilimitadas de los tipos de queso que estaban buscando. Dejaron de recorrer el laberinto, y establecieron sus hogares cerca del depósito. Los liliputienses se sintieron cómodos y seguros pensando que el queso duraría eternamente, pero los ratones seguían siendo precavidos y olfateaban y analizaban el queso, además de seguir colgándose todas las mañanas las deportivas, por si llegaba el caso de que escaseara.
Una mañana, al llegar al depósito, el queso había desaparecido.
Los ratones se calzaron sus deportivas y empezaron a explorar el laberinto en busca queso nuevo pero los liliputienses Hem y Haw se quedaron paralizados, lamentándose por su mala suerte y en actitud de incredulidad.
- “¿Quién se ha llevado mi queso?” exclamó Hem.
Mientras ellos seguían compadeciéndose, los ratones ya se habían puesto en marcha, recorrido muchos pasillos, buscando queso. Pasaron mucho tiempo sin encontrar nada, hasta que en una zona del laberinto desconocida para ellos, la Central Quesera N, encontraron la reserva de queso más grande que habían visto en su vida.
Hem y Haw continuaban en el mismo sitio, cada vez más frustrados, enfadados y debilitados
Haw empezó a cansarse de la situación, decidió olvidar el pasado y buscar un queso nuevo.
- A veces, las cosas cambian y nunca vuelven a ser como antes. La vida se mueve y nosotros también debemos hacerlo.
Mientras Hem se quedó lamentándose de su desdicha, Haw eligió tomar las riendas de su vida y salió de nuevo a explorar el laberinto.
Durante su búsqueda tuvo varios fracasos, empezó a tener miedo y quiso abandonar la búsqueda, pero entonces se preguntaba: “¿Qué haría si no tuviera miedo?”
Continuó explorando, liberándose del miedo, disfrutando de la búsqueda, encontrando nuevos tipos de queso.
- Lo que nos da miedo nunca es tan malo como imaginamos. El miedo que dejamos crecer en nuestra mente es peor que la situación real.
Al final, llegó al Depósito de Queso “N”, donde se reencontró con los dos ratones. Se acordó de su amigo Hem, preguntándose si seguiría en el mismo sitio o si habría entendido las ventajas de cambiar. Debería encontrar su propio camino, dejando atrás sus miedos y prescindiendo de comodidades.
Allí se dedicó a repasar todo lo aprendido:
Todas las mañanas, los cuatro se calzaban las deportivas y recorrían el laberinto en busca de almacenes de queso para poder alimentarse, aunque esta tarea era muy dura.
Un día encontraron el Depósito de Queso “Q”, donde al parecer habían cantidades ilimitadas de los tipos de queso que estaban buscando. Dejaron de recorrer el laberinto, y establecieron sus hogares cerca del depósito. Los liliputienses se sintieron cómodos y seguros pensando que el queso duraría eternamente, pero los ratones seguían siendo precavidos y olfateaban y analizaban el queso, además de seguir colgándose todas las mañanas las deportivas, por si llegaba el caso de que escaseara.
Una mañana, al llegar al depósito, el queso había desaparecido.
Los ratones se calzaron sus deportivas y empezaron a explorar el laberinto en busca queso nuevo pero los liliputienses Hem y Haw se quedaron paralizados, lamentándose por su mala suerte y en actitud de incredulidad.
- “¿Quién se ha llevado mi queso?” exclamó Hem.
Mientras ellos seguían compadeciéndose, los ratones ya se habían puesto en marcha, recorrido muchos pasillos, buscando queso. Pasaron mucho tiempo sin encontrar nada, hasta que en una zona del laberinto desconocida para ellos, la Central Quesera N, encontraron la reserva de queso más grande que habían visto en su vida.
Hem y Haw continuaban en el mismo sitio, cada vez más frustrados, enfadados y debilitados
Haw empezó a cansarse de la situación, decidió olvidar el pasado y buscar un queso nuevo.
- A veces, las cosas cambian y nunca vuelven a ser como antes. La vida se mueve y nosotros también debemos hacerlo.
Mientras Hem se quedó lamentándose de su desdicha, Haw eligió tomar las riendas de su vida y salió de nuevo a explorar el laberinto.
Durante su búsqueda tuvo varios fracasos, empezó a tener miedo y quiso abandonar la búsqueda, pero entonces se preguntaba: “¿Qué haría si no tuviera miedo?”
Continuó explorando, liberándose del miedo, disfrutando de la búsqueda, encontrando nuevos tipos de queso.
- Lo que nos da miedo nunca es tan malo como imaginamos. El miedo que dejamos crecer en nuestra mente es peor que la situación real.
Al final, llegó al Depósito de Queso “N”, donde se reencontró con los dos ratones. Se acordó de su amigo Hem, preguntándose si seguiría en el mismo sitio o si habría entendido las ventajas de cambiar. Debería encontrar su propio camino, dejando atrás sus miedos y prescindiendo de comodidades.
Allí se dedicó a repasar todo lo aprendido:
- El cambio ocurre
- El queso se mueve constantemente
- Anticípate al cambio
- Controla el cambio
- Adáptate rápidamente al cambio
- ¡Cambia!
- Disfruta del cambio
- Prepárate para cambiar rápidamente y para disfrutarlo una y otra vez
- Saborea la aventura
- El queso se mueve constantemente
¿Quién se ha llevado mi queso?
ResponderEliminarEste libro quiere explicarnos y enseñarnos que la vida está en constante cambio y sobrevivir supone la adaptación a este cambio. La adaptación al movimiento constante de la vida es lo que nos permite conectar con la sociedad en la que vivimos; generando y utilizando el conocimiento para atender a nuestras necesidades de desarrollo y así no vivir enquistados en el pasado, sino en la lucha constante por construir nuestro propio futuro.
Pero es ilógico creer que te estás preparando para el futuro si no lo haces de forma consciente y constante, analizando los éxitos y los fracasos que te han enseñando a mejorar, desasiéndote del control del miedo que puede llegar a paralizar tu avance hacia tu nuevo futuro.
La lectura de este libro es amena, rápida y entretenida. Trata de acercarnos a la asimilación del cambio y como debemos afrontarlo de manera optimista y disfrutándolo.
Pero pienso que a pesar de que el cambio es constante y que debemos vivirlo de forma que esté integrado en nuestras vidas, también estoy de acuerdo con Carl Honoré, y con su libro “Elogio a la lentitud, como un movimiento que desafía el culto a la velocidad”, explica que vivir deprisa no es vivir es sobrevivir. Es un defensor de la filosofía Slow. Esta filosofía consiste es tomar las riendas de nuestras vidas, sin someternos a la tiranía del tiempo, buscando el equilibrio entre saber cuándo debemos parar y cuándo tenemos que disfrutar de la vida. Es decir “dedicar a las cosas el tiempo que merecen, no más”.
No hacer del estrés un ingrediente de nuestra vida, que nos limite disfrutarla en cada momento, porque somos víctimas apresadas por las prisas. DESACELEREAR, él suele preguntar ¿quién ganó la carrera la tortuga o la liebre?
Los capítulos donde se cuenta la reunión de amigos no me gustó nada, me parece que va destinado al marketing y la venta del libro y no aporta mucho a la historia.
ResponderEliminarEl cuento me parece entretenido, fácil de leer y de entender. Es difícil pensar que las cosas que nos hacen felices no serán eternas, que algún día desaparecerán o cambiarán y nosotros deberemos aceptar estos cambios y adaptarnos a las nuevas circunstancias.
Me encantó la frase: “Lo que nos da miedo nunca es tan malo como imaginamos. El miedo que dejamos crecer en nuestra mente es peor que la situación real”.