lunes, 6 de noviembre de 2023

La sombra del ciprés es alargada

 La reunión para comentar esta novela de Miguel Delibes será el día 13 de diciembre, miércoles, a las 17:00 h. en la Biblioteca Municipal de Baños de la Encina.

 


Sinopsis


El protagonista de esta novela, la primera de Miguel Delibes, galardonada con el premio Nadal 1947, es —como en tantas de sus obras— un niño. Pedro, huérfano desde la infancia, va a parar a Ávila para su educación, al hogar sombrío de don Mateo Lesmes, que le inculcará la creencia de que para ser feliz hay que evitar toda relación con el mundo, toda emoción o afecto. Sólo la vitalidad de la juventud podrá hacerle superar este pesimismo inculcado. Sin embargo, los acontecimientos parecen obligarle a recordar lo aprendido...

Con el estilo impecable que lo caracteriza, Delibes traza una obra inolvidable en que la muerte, que rodea constantemente al protagonista, es vencida al fin por la esperanza.
 

4 comentarios:

  1. La encantá del Pilarejo21 de diciembre de 2023, 18:04

    Dejamos un resumen de nuestras opiniones sobre esta novela:

    - El libro nos ha gustado a todas las asistentes.

    - Para alguna la segunda parte fue bastante aburrida ya que se repetía demasiado y tenía diálogos insulsos que no llevaban a ninguna parte.

    - Es muy depresivo, muy pesimista.

    - Te atrapa, es muy filosófico y reflexivo.

    - Hace amplias y variadas reflexiones que tratan sobre las guerras, salud, éxito, amistad, amor, arquitectura, naturaleza, muerte y pérdidas personales...

    - disfrutas con su lectura porque está muy bien escrito.

    - Pedro es un niño muy observador y astuto. Se obsesiona con la muerte y el miedo a las mujeres (por la experiencia con la madre de Alfredo).

    - El único referente que tiene es Mateo Lesmes, su maestro, una persona triste, silenciosa, muy religioso y que basa su felicidad en el bienestar espiritual.

    - Era una buena familia que daban lo que tenían, no los desatendían físicamente pero eran pobres emocionalmente.

    - Esta familia vivía viendo la vida de otros, no se involucraban en nada y pasaban como observadores sin tener experiencias propias.

    - El señor Lesmes les aconseja que no aspiren a llegar a lo más alto para evitar el fracaso de no poder mantenerlo.

    - Defiende la idea del “hombre neutro”: ni siente ni padece por nada. Hay que conformarse con poco para no sufrir con el deseo de conseguir más ni con el recuerdo de lo perdido.

    - Se quejaba de que la sociedad había perdido los valores del pasado. Esto es atemporal, parece que pasa lo mismo ahora. La juventud siempre nos parece más frívola, más relajada y menos serios.

    - Pedro es un niño retraído que no ha tenido afecto ninguno.

    - Alfredo y Pedro tienen suerte de conocerse, se caen bien y se entienden en su soledad. Son amigos y comparten confidencias, estudios y habitación.

    - Alfredo es un niño más vital, con más fantasía y aspiraciones que no entiende por qué su madre la ha abandonado.

    - Una de sus aficiones es escuchar a Bruna, que recita coplas trágicas en el mercado.

    - Desde que ven un cortejo fúnebre, con un viudo joven se obsesiona con la muerte y con la idea de perder a la gente que quiere.

    - “Vivir es ir perdiendo, todo es perder en el mundo: para los que tienen mucho y para los que se lamentan de no tener nada”

    - Es el primero que se da cuenta de que Alfredo está muy enfermo, intenta cuidarlo porque le parece “una criatura demasiado pálida para ser viable”.

    - Es muy simbólico que para una vez que se salta las normas, tiene consecuencias letales. Esto le hace ser todavía más retraído y tener miedo a vivir y experimentar.

    - Cuando muere Alfredo no es consciente de la magnitud de su desgracia. Deja un gran vacío y aunque pasan los años sigue sintiendo su ausencia.

    - “La vida sigue, la muerte siempre pasaba”. Acepta que la vida sigue, que no se detiene ante ningún acontecimiento pero es cruel con los que basan su felicidad en las uniones con otras personas.

    - A pesar de su juventud, observa que muchos vivos viven a costa de los muertos: esquelas, cajas, modistas...

    - vive esta situación en un estado de insensibilidad y embotamiento hasta que ve llorar a la madre de Alfredo. Para él, esta hipocresía lo asquea y repugna, “es una alimaña” y se enfada con el “hombre”.

    - Descubre que cada uno vive el duelo a su ritmo.

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  2. La encantá del Pilarejo21 de diciembre de 2023, 18:15

    - Sufre pérdidas importantes muy joven.

    - Pero Pedro va madurando, creciendo y debe hacer frente a las decisiones de la vida, situaciones imprevistas... por eso elige el oficio de marino mercante, un oficio solitario, siempre en movimiento, alejado de personas y lugares. Evitando todo contacto con el mundo que lo rodea y una conexión sentimental que con el tiempo podría costarle caro.

    - Es un pensamiento cómodo ya que nadie quiere sufrir.

    - Quiere protegerse a sí mismo, evitar el dolor.

    - Le angustia desprenderse de personas o cosas de valor.

    - Se compara con una corbeta dentro de una botella de cristal: dentro está seguro pero fuera puede destruirse.

    - Conoce a Jane y el amor transforma sus ideas y mueve sus cimientos. Pero no sabe amar, se asusta y huye. Se siente mal por no ser valiente.

    - Hay dos hechos que le hacen cambiar de opinión: conoce a Doña Sole y convive con una familia normal (la de su amigo) en la que hay alegrías, diferencias, conversaciones, niños...

    - Doña Sole le anima a aceptar todo lo que le ofrezca la vida. Es un personaje esporádico pero muy interesante.

    - Nos ha gustado el reencuentro con Martina. Juntos recuerdan su hogar avilés, tan frío, sin amor ni calidez humana.

    - Martina quiere encontrar el amor a toda costa pero acaba sola y avergonzada. No sabía nada del amor, es fácil engañarla porque no tenía confianza con su familia.

    - Vuelven a Ávila, recuerda su niñez, siente melancolía y va aceptando el paso del tiempo y todo lo que ha perdido de manera más serena.

    - Acepta el amor de Jane y se centra en formar una nueva vida alejado del pesimismo.

    - Después de otra terrible pérdida, debe hacerse más fuerte. Asumir el sufrimiento como parte de la existencia.

    - La experiencia y la madurez le da fuerzas, se hace a la idea de que por mucho que lo intente no se puede evitar crear lazos afectivos o conexiones emocionales con alguien.

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  3. Miguel Delibes, con su primera novela, “La sombra del ciprés es alargada”, arranca su carrera de escritor pisando fuerte, nada menos que con un Premio Nadal. ¿Quién no estaría motivado para seguir escribiendo con semejante reconocimiento? Y sinceramente, no defrauda.

    Delibes persigue a través de su libro, con elegancia y seductor lenguaje creativo, momentos, lugares, situaciones, donde se escucha el eco de un mundo que revela su inspirada imaginación.

    Ya despunta como maestro en atrapar y situar al lector describiendo los atractivos paisajes con meditado texto.

    La novela, ya con el título, “La sombra del ciprés es alargada”, nos indica que el ciprés nunca presagia alegría alguna. En este caso, el escritor se ciñe estrictamente a lo que el ciprés pregona, más bien tristeza, melancolía, miedos, pesimismo, fatalidad y muerte.

    Nuestro protagonista, Pedro, con indiscutible razón, podría cantar: “El día que nací yo, ¿qué planeta reinaría, por donde quiera que voy, qué mala estrella me guía?” ya que su vida no empezó con buen pie y por esto se quedó desequilibrado. Para compensar su “desventaja”, su maestro, según su tutelar convicción, le enseñó una filosofía de vida para desarrollar y ser insensible a los más esenciales sentimientos de un ser, como afecto, emoción, amor, ternura, pasión... lo que le determinó a encerrarse en sí mismo y eludir cualquiera de estas esenciales sensaciones.

    A pesar de todo, su primer afecto de amistad lo despertó su compañero de estudios y de convivencia, Alfredo. Su fallecimiento le impactó de tal manera que tardó muchos años en asimilarlo.

    Pedro se sumergió en pesimismo, pensaba lo triste y trascendente que puede ser la vida, no quería compartir ni mantener ni tan solo un implicación afectiva pero, de cierta manera, pensaba que tendría que buscar el remedio para encontrar sentido a la existencia.

    El estado anímico que mejor dominaba era la soledad, desde donde analizaba y filosofaba sobre todos los acontecimientos, conversaciones y sucesos, a su manera. En cuanto percibía alguna sensación extraña que podría amenazar su ficticio bienestar, parecía un caracol en peligro porque enseguida se metía adentro de su caparazón.

    Como muchas cosas suceden en la vida, el encuentro con Jane fue fruto del azar, que le ayudó a despertar un cariñoso sentimiento que tenía latente pero todavía no lo había descubierto: el amor. Esto supuso una desconcertante embestida que asaltó su tranquilidad y que el intentaba resolver, mas esta vez la huida a su escondite no le había funcionado.

    De esta forma, empezó a aceptar y sentirse cómodo en su nuevo estado e incluso necesitado de estar en compañía de Jane para siempre. Y así lo han hecho, unir su amor en matrimonio y sellarlo con una emotiva dedicatoria en sus sortijas, “El amor es un puente que conduce al Cielo”.

    Al incluir esta poética cita de Zoroastro sobre el amor, el autor nos demuestra su arte para elegir y describir con exquisito estilo instantes y situaciones a lo largo de su obra.

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  4. Menciono solo un par de ellas ya que podría alegar el libro entero.

    Página 203: “El Antracita cabeceaba cosquilleado en su panza por la vitalidad oculta del mar. Se diría que la mar sentía despertarse en sus entrañas un tupido instinto maternal y se regodeaba meciendo nuestro barco como si fuese la cunita de un niño recién nacido”.

    Página 321: “En el primer legajo de cartas que recibí me hablaba de la terrible sensación que se siente al ver despegar un barco de los muelles llevándose dentro una persona que amamos. “Es -me decía- como si el remolcador tuviese sujetas las estachas al corazón del que queda y lo fuese arrancando de su sitio poco a poco”.

    Desafortunadamente, cuando ya por fin se había zafado de las garras de su perturbadora reclusión al descubrir una nueva e ilusionante luz en su vida, parecía como si su “mala estrella”, le fuera a jugar una mala pasado. Y así fue, ya que la fatalidad de su destino le arrebata a su alentadora esposa, Jane, junto con el gestante hijo que esperaban.

    Destrozado regresa a España con el único recuerdo de Jane: su sortija. Como si la melancolía sobrevolara como un conjuro su desamparo, vuelve a su Ávila querida a visitar el cementerio para unir simbólicamente los dos únicos afectos de su vida, echando dentro de la tumba de Alfredo la sortija de Jane.

    Ya sabéis que las rosas tienen espinas así que a un libro también le podemos encontrar alguna espinita. Puede ser que Miguel Delibes es este libro, a veces, peque insistiendo en determinados pasajes o temas, reflexionando de manera reiterativa o algo cansina. Le encanta la palabra “inopidamente” pero esto no le resta mérito alguno.

    Lamentablemente, la historia tiene un alusivo final, tal y como lo vaticinaba el título.

    En la vida, por más que intentes escaparte, aunque uno quiera refugiarse bajo un pino siempre la larga sombra del ciprés te alcanzará.

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