lunes, 25 de octubre de 2010

Las reinas de África

La reunión para comentar este libro se celebró el 30 de noviembre de 2010.




Desde los tiempos más remotos, siempre han existido mujeres valientes e inquietas, que no se han conformado con ser meras espectadoras y se han lanzado a la aventura de viajar allí donde los mapas estaban en blanco.

La autora nos adentra en un mundo de viajes donde raramente la mujer tenía su particular lugar y nos narra sus hazañas y aventuras entre desiertos, selvas tropicales, caníbales, animales exóticos y paraísos desconocidos.

Mary Kingsley, Lady Smith, Karen Blixen, Mary Slessor, Delia Akeley… son los nombres propios de un grupo de mujeres aventureras, intrépidas, exploradoras, viajeras que la periodista Cristina Morató ha recuperado del olvido.

El libro nos cuenta la vida de once mujeres de distintos siglos (del XVIII al XX) y de distinta condición social (aristócratas, misioneras, aventureras, científicas...) que tenían una pasión común: África.

5 comentarios:

  1. PRIMERA PARTE:

    Cuando leí el título de este libro, creía que me iba a enfrentar a algo muy diferente de lo que he encontrado. Tras haberlo terminado, pienso que quizá hubiera sido más conveniente haberlo titulado: “Mujeres intrépidas” o “Mujeres aventureras”. Pero Las reinas de África, lo considero un tanto ambicioso, para tropezarnos en unos casos con mujeres que simplemente acompañaban a sus maridos, (Mary Livingstone o Isabel de Urquiola); en otros con ricas que viven con todo tipo de lujos de la época, y también con vividoras. Sin embargo sólo hay una que considero, podría haber sido nombrada reina, como fue el caso de la escocesa Mary Slessor.
    Bien es cierto, que vivir en este continente no tuvo que ser fácil, porque en todos y cada uno de los capítulos podemos leer como sus protagonistas sufrían de las enfermedades propias de África. Me imagino que además de la malaria que es la más mencionada, también serían picados por la mosca tsé-tsé, sufrirían dengue, leishmaniasis, chagas…, en definitiva un sinfín de enfermedades que transmiten las moscas, mosquitos y demás insectos. Todas ellas conllevan elevadas fiebres, dolor de cabeza fuerte, dolor de espalda, dolor en las coyunturas, náusea y vómitos, dolor en los ojos, erupción de la piel, ictericia, convulsiones y hasta coma. A esto sumamos que se encontraban sin las medicinas apropiadas porque si recordamos la invasión europea fue una invasión relámpago gracias a la quinina como profilaxis contra el paludismo, enfermedad que mataba a la mitad de los europeos que vivían en África.
    Pero no olvidemos que los africanos no sólo en aquel tiempo del siglo XIX, sino también ahora, viven con la misma situación.

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  2. II PARTE:

    Creía que las Reinas de África me iba permitir acercarme más al conocimiento de la vida de las mujeres que nacen y viven allí, de las que llevan un hijo a su espalda, otro de la mano y seguro que además caminan con otro dentro de sus entrañas, y por si fuera poco van cargadas con el alimento que han recogido o con el agua en cántaros que portan sobre sus cabezas.
    Por no hablar de cómo tienen que parir sin ayuda (como fue el caso de algunas de las aventureras del libro), como las mutilan, como son vendidas, violadas… Son mujeres fuertes físicamente y con una gran energía interior, pero son sometidas. (Os recomiendo la película Moolaadé).
    Hace algún tiempo leí en el diario “El país” un artículo, que me impresionó y que os adjunto ahora parte de él:
    “Los males que afligen al continente africano son tantos que puede pasar casi inadvertida una tragedia que afecta a dos millones de mujeres: la fístula obstétrica, consecuencia de violaciones salvajes y, sobre todo, de falta de asistencia en el parto. El machismo las condena a una vida marcada por la vergüenza y la marginación. La fístula se produce como consecuencia del parto con complicaciones, cuando la mujer trata de dar a luz durante días sin asistencia médica y no puede expulsar al bebé, debido a que su pelvis es pequeña y no permite el paso de la criatura, o a que ésta está mal colocada.
    En su lucha por salir al mundo, el bebé presiona durante días y deja sin riego sanguíneo los tejidos atrapados entre su cabeza y los huesos pélvicos. Los tejidos sufren necrosis y dan lugar a un agujero, o fístula, entre el cuello vaginal y la vejiga o el ano. A partir de ahí, la orina o las heces, o ambos, se cuelan sin control por la vagina.

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  3. III PARTE:
    Además si todo esto nos parece poco, está el tema de la ablación sexual es la mutilación de parte de los genitales externos femeninos para evitar sentir placer sexual, con la finalidad de que pueda llegar virgen al matrimonio, puesto que si no es de ese modo, la mujer puede ser rechazada. También se realiza para evitar la supuesta promiscuidad de la mujer y asegurar que solamente tenga hijos con el marido.
    Os aconsejo que leáis el siguiente artículo “La ablación mutila África” publicado en el País el 18-6-06. Basta con que pinchéis este enlace, http://webs.uvigo.es/pmayobre/textos/varios/ablacion.pdf. Cuando lo hayáis leído comprenderéis quienes son las verdaderas reinas de África. Y no la que se hace la foto cazando elefantes con los pigmeos u Osa Johnson sobre el cocodrilo del Nilo en Uganda, o los safaris de Delia Akeley. Con esto no quiero desmerecer labor como aventureras, que son dignas de admiración; pero las realmente reinas no son ellas.
    A pesar de que durante el siglo XIX, la mujer siempre tuvo un papel secundario, por lo menos en España, era la perfecta casada, la reina de su hogar, la amorosa madre y la estupenda esposa.

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  4. Empecé el libro ilusionada con el título, y tengo que decir que no avanzo en su lectura demasiado, posiblemente porque esperaba conocer experiencias y situaciones un poco distintas de las que narra el libro.
    Solamente he leído hasta el capítulo de Isabel de Urquiola espero que en sucesivos capítulos aparezcan las experiencias de otras mujeres que se acercaran a este continente no solamente como compañeras de viajes de sus respectivos maridos, sino mujeres que por decisión propia viajaran a Africa con el espíritu de ayuda y sacrificio necesario para tratar de mejorar la situación de otras personas y en este caso como en todas las sociedades son las mujeres y los niños a los que les toca vivir las situaciones mas injustas,las que sufren la violencia y la humillación , estas mujeres africanas son a mi juicio las VERDADERAS REINAS DE AFRICA, y toda mi admiraciión por Mary Slessor la única europea que viaja a Africa por voluntad propia y que es capaz de vestir , de vivir con ellas, de salvar la vida de algunas , de amparar como madre a muchos niños cuyo destino era morir por el hecho de ser mellizos, de negociar con jefes de tribus poniendose ella misma en peligro.
    Toda mi admiración por mujeres como ella.
    Espero que en los capítulos que faltan aparezca alguna otra tan digna de admiración como ella, aunque por los comentarios anteriomente leídos me parece que va a ser que no.

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  5. El libro se me hizo un poco pesado por lo repetitivo de las historias y porque algunos personajes no tienen mucho gancho, como por ejemplo, el primero Mary Livingstone, que simplemente se dedica a seguir a su marido.

    Las historias están contadas muy superficialmente, como si hubiera hecho un resumen de ellas, y al no profundizar te deja con la sensación de que falta algo. Sobre todo, cuando la autora intercala trozos de las cartas o libros que estas mujeres escribieron y te das cuenta de los choques culturales y anécdotas que vivieron.

    Me han gustado Mary Slessor y Mary Kingsley, la primera por saber adaptarse y comprender la cultura africana, nunca quiso cambiar todas costumbres radicalmente sino que aceptó algunas y luchó para erradicar las más bárbaras (como matar a los gemelos) y la segunda por ser una luchadora, curiosa, aventurera, con gran sentido del humor, defensora de la cultura indígena y gran critica de los misioneros que llegaban a África para cambiarlo todo sin pararse conocer y respetar las costumbres africanas.

    Sobre Karen Blixen es un poco decepcionante su afición por la caza y “su gusto desmedido por la sangre”, aunque nos quedaremos con su amor y lealtad hacia sus empleados africanos, su lucha por salir adelante con su granja y su enfermedad.

    En 2010 se han cumplido 25 años del estreno de la película “Memorias de África” que dio a conocer la historia de esta escritora y que nos mostró los maravillosos paisajes africanos.

    Además nos regaló una de las frases más famosas de cine y literatura: “Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong.”

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